Sí, es verdad. Tal vez cualquiera que me conozca sabe que no soy muy adepta a las maneras, tal vez hasta hayan pensado alguna vez que qué barbaridad que no sepa de qué lado se pone la cuchara, que eso así no va, que qué horas son esas de...
Y yo pienso que qué le vamos a hacer y no digo que voy a tratar de aprender porque no confío en que suceda, pero esta vez no se trata de mí, circunstancia que, convenientemente, aprovecharé para quejarme:
¿Se acuerdan de cómo en los cuantos de princesas era necesario un beso para romper el hechizo? Aunque a veces la bruja de turno no se pusiera tan específica y dijera que lo que hacía falta era granjearse el amor de algún incauto, ahí nos tienen a todos con el corazón en un puño y antes del beso nada, todos siguen bestias, o cisnes o lo que les haya tocado.
(Insertemos aquí todos los problemas que encontramos con las películas de princesas, para poder continuar).
Lo que quiero decir es que 'amor verdadero' es algo bastante complicado de definir, y no así beso, por eso las brujas de los cuentos lo aceptan como evidencia. Ahora bien, ¿cuál sería el equivalente del beso para 'llegar' o para 'volver' después de haber estado lejos?
Sea lo que sea, es algo que siento que, entre tanta mascarilla y tanta distancia, no sucedió. He ahí mi queja.
Por otra parte, también me siento enormemente afortunada porque hubo quienes, aun en medio de tanta complicación se las arreglaron para estar cerca, acompañarme y hacerme sentir querida. Sean con ustedes todos mis abrazos, besos, cariño y agradecimiento, desde la Hermana República de Tapachula de Córdoba y Ordóñez.
Seguiremos informando.
