The same (sort of) but in English

lunes, 9 de diciembre de 2019

Decisiones


Tomar una decisión libre es bastante fácil cuando se trata de elegir entre volver a ver 'La Sirenita' o 'Peter Pan'. Tengo 6 años y lo que no entiendo es cómo hay gente que asegura haber tomado 'la mejor decisión' en cualquier otro tipo de asunto. Me parece importante. Decido que es algo que yo quiero aprender a hacer. Los adultos que me rodean lo saben, toman las mejores decisiones todo el tiempo. No entiendo nada. Me lo tomo muy en serio, me concentro y le doy vueltas, pero nunca llego muy lejos. Me preocupa nunca llegar a ser una de esas personas adultas que sabe que tomó la mejor decisión. Me siento confundida.  

Estoy en tercero de preescolar y descubro que mi maestra no entiende nada. Yo creía que todas las maestras eran buenas. No es verdad. Ahora ya no puedo confiar en todos los adultos y eso es complicado. Escucho que nos pide que hagamos un dibujo de una actividad que realicemos en familia. Me cuesta trabajo encontrar algo. Siempre me cuesta trabajo empezar. Soy distraída, me dicen. Y soy lenta. Un amigo se queja y dice que en su familia no hay ninguna actividad que hagan TODOS juntos. Eso me trae de vuelta a la clase, porque en la mía tampoco. Yo iba a dibujar cualquier cosa que hiciera con ALGUNAS personas de mi familia. Parece que jugar con mi hermana ya no era una opción. Sigo escuchando. La maestra lo reprende. '¡¿Cómo es posible que no haya nada que hagan todos juntos!? Tiene que haber algo'. No, no tiene. Me sorprende que una maestra pueda ser tan tonta como para pensar que las familias son todas iguales. Me incomoda descubrir que mi familia no es como las maestras de preescolar creen que deben de ser las familias. 

Algo se rompe dentro de mí sin hacer ruido y me deja sumida en una sensación molesta, como de miel que se escurre entre las grietas de un vaso. Ya no me importa mentirle y dibujo cualquier cosa. De pronto estoy segura: tomé la mejor decisión. 

miércoles, 6 de noviembre de 2019

Urgente




Soy una de esas personas a las que les sale un lunar y piensan que tienen cáncer. En mi boca, la palabra urgente sabe a peligro. Son las 6 de la mañana y me levanto al baño sin prender la luz para que mi cuerpo no se de cuenta de la interrupción y vuelva a quedarse dormido, pero cometo el error de revisar el celular (maldito cambio de horario) para asegurarme de que tengo tiempo. Alguien necesita hablar conmigo de manera urgente. Mi cuerpo despierta. 

Decido meterme a bañar antes de responder porque hay ciertas conversaciones que no se pueden tener en pijama. No importa que la otra persona no pueda verme, yo lo sabría, sabría que huelo a letargo y noche anterior y no podría tomarme en serio. 

Recrear todas las historias que me hice en esos 20 minutos tomaría varias horas, así que sólo digo que llegué a la conclusión de que lo urgente no siempre es malo. Dejo de pensar y por fin tomo la llamada: Quieren entrevistarme. Tal vez me voy a Etiopía.