Decido meterme a bañar antes de responder porque hay ciertas conversaciones que no se pueden tener en pijama. No importa que la otra persona no pueda verme, yo lo sabría, sabría que huelo a letargo y noche anterior y no podría tomarme en serio.
Recrear todas las historias que me hice en esos 20 minutos tomaría varias horas, así que sólo digo que llegué a la conclusión de que lo urgente no siempre es malo. Dejo de pensar y por fin tomo la llamada: Quieren entrevistarme. Tal vez me voy a Etiopía.